RECORTES DE PRENSA de CTV Teatro

Comentario de FRANCISCO CARMONA 7/1/2010

El 19 de Diciembre del año pasado estuve en el teatro de Dos Hermanas.

 

El 19 de Diciembre del año pasado estuve en el teatro de Dos Hermanas.  Y vi Teatro.  No vi coros rocieros en un teatro, ni una entrega de premios en un teatro, ni un cantante de rumbas en un teatro...

 

   

Vi TEATRO.

 

Vi una obra que la escritora María de Zayas y Sotomayor escribió hace CUA-TRO-CIEN-TOS años, titulada “La traición en la amistad”, que cuenta los entresijos de una serie de mujeres que tienen en común a una amiga que se está encargando de “robarles” sus novios, y de como éstas se encargan de darle una dura lección sobre su frívolo comportamiento.

 

La compañía que puso en escena ésta faraónica obra es el CTV, netamente nazareno, con un director nazareno y actores nazarenos. La puesta en escena era fabulosa, el vestuario excepcional (lo mejor), y se trataba de una obra en verso, lo que hace aún más difícil su interpretación, aunque bien es verdad que el verso provocó una mayor atención por parte del público en los diálogos.

 

Al principio, por la jerga lógica del siglo XVII, costó un poco engancharse a la historia, pero en cinco minutos ya habíamos conectado inmediatamente con ella.  Me resultó inquietante comprobar que hace cuatrocientos años, cuando se supone que la mujer vivía en una extrema marginación de género, también ocurrieran éstas frívolas historias de faldas y devaneos sexuales.

 

Pero al margen de mi modesta opinión personal, tengo otra opinión, la profesional, formada por los años que llevo dedicándome al mundo del espectáculo. Del mediano y gran mundo del espectáculo, pocas veces pequeño.   Aquel día, en el teatro, yo escuché aplausos. Muchos aplausos.   Y aquellos aplausos costaban 3 euros, no eran gratis.

 

Vi sobre el escenario un grupo de personas que han hecho un enorme esfuerzo por conseguir llevar a cabo la interpretación de una obra de teatro de hora y media de duración (no de un sainete o un entremés).

Vi gente que ama la cultura, y se entrega a ella, sin miedo a las críticas posteriores que puedan darles la atrevida ignorancia de gente que en absoluto saben de lo que hablan.

Vi sobre el escenario a gente de varias edades, que han tenido que hacer cada uno individualmente un fabuloso trabajo de memorización de textos en verso, y en grupo han tenido que aprender a “engancharse” unos a otros para que la magia del recitado no se perdiera con la interpretación que cada uno tiene que hacer de su papel.

 

Yo, probablemente no habría ido al teatro ese día, si no es porque me invitó un amigo, pero le di las gracias mil veces cuando volví a a verlo, porque viví una experiencia muy bonita, y por supuesto la voy a volver a repetir siempre que tenga ocasión.

 

Aquel día recordé que antes me gustaba ir al teatro.

Pero no a ver pases de modelo en un teatro, o escuchar pregones de alguna fiesta en un teatro, o ver cortometrajes en un teatro...

 

Sino A VER TEATRO.

 

Como el que ví.

Francisco Carmona es un reconocido compositor y director musical nazareno, de una amplísima y fecunda trayectoria musical.